ANECDOTA
A mis siete años de edad, en el verano como todos los años viajé a Colón Bs. As. para quedarme un tiempo de vacaciones allá.
Recuerdo que estaba jugando con mi primo Marcos a que estábamos en un gimnasio en la vereda del negocio de mis tíos. En la vereda de enfrente había un gimnasio de verdad y yo crucé la calle para mirar nuevos ejercicios y así seguir jugando, antes de volver a cruzar la calle miré que no viniera nadie, ya que mi primo me lo había advertido, cuando comencé a caminar dobló un auto en la esquina y me atropelló… sé que me llevaron al hospital urgente, pero lo que mas recuerdo es a la vieja que manejaba repetir reiteradamente: “tengo seguro”.
ATROPELLO
Hace mucho tiempo, exactamente nueve años, viaje con mi hermano Nahuel a nuestra ciudad natal llamada Colon, situada en la provincia de Buenos Aires. La razón del viaje fue el verano, como todos los años, pasamos parte del verano allí para compartir un tiempo con nuestros familiares.
Aquella tarde me encontraba en medio de un juego de niños que compartía con uno de mis primos, Marcos en la vereda del negocio de sus padres. Nuestro juego consistía en un gimnasio imaginario, se nos ocurrió porque justo en frente había un gimnasio de verdad. Ya no sabíamos qué ejercicio realizar para seguir con nuestro juego, entonces cruce la calle con cuidado para poder copiar formas. Cuando estaba a punto de cruzar la calle nuevamente para volver mi primo me advierte con un grito que mire antes de cruzar, ya que era una calle céntrica y muy transitada. Yo mire que nadie viniera y empecé a caminar, fue justo allí cuando doblo un auto azul marino como en medio de una persecución de película y me atropello. Me contaron que mi tía lloraba y que me llevaron al hospital. Lo que no me pudieron contar, ya que lo viví, fue lo feo que es la sensación de tener el auto a centímetros de mi cuerpo y no reaccionar para evitar que me atropelle. Por suerte no me paso nada malo, seguramente se borro una parte de esta historia de mi mente porque en ese momento me asuste mucho. Pero lo que sí recuerdo perfectamente es a la vieja que conducía al auto repetir reiteradamente “tengo seguro” y a mi primo David (hermano mellizo de Marcos, que llego más tarde con mi tío y mi hermano, asustándome diciendo que me iban a internar. Pero no fue así, al día siguiente llegaron mis padres, Marcelo y Vivian junto a mi hermana menor, Ludmila. Volví a casa sana y salva y ahora miro dos veces antes de cruzar la calle.
FiN!
No hay comentarios:
Publicar un comentario